Lo que inspira cada cuaderno Magnolia.
Cuadernos... ¿solo papel?
Los cuadernos no son simples objetos analógicos. Son el origen del libro, su primer susurro, su estado más puro. Como los ladrillos de Louis Kahn, anhelan convertirse en algo más grande, ser parte de algo trascendental: una historia, un poema, una suceso narrado.
Cada cuaderno encierra la intención de ser la materia prima de algo profundamente humano.
Un cuaderno es un portal. Un espacio donde las ideas se plasman y toman forma. Donde los silencios dejan sus hojas en blanco, las sombras se vuelven tachones, y las palabras no dichas encuentran un refugio cuando no pueden posarse en los oídos correctos.
Dejan de ser eco y se transforman en escritura.
Los cuadernos no son solo soportes para escribir. Son testigos de nuestra creatividad, de nuestros pensamientos más profundos, de nuestras emociones más sinceras.
Cada uno vibra con el movimiento de quien lo habita. Se nutre de sus colores, respira su energía, refleja su luz. No se trata solo de escribir. Se trata de dejar una huella.
De convertir cada página en algo único, personal, e irrepetible.
Cada palabra, cada trazo, cada dibujo, es una extensión de nuestra esencia.
Un cuaderno es un puente hacia una misma. Un río calmo, o un mar inquieto, que se mueve a su propio ritmo. Y al final, lo que escribimos en sus páginas no solo dice quiénes fuimos, sino lo que podemos llegar a ser.
Así, los cuadernos se convierten en pequeñas bibliotecas secretas, donde se guardan los relatos de autoras anónimas. Personas que, a través de sus palabras, bocetos o collages, le dan forma al mundo.
Me pregunto… ¿Cuántos libros de autoras ignotas existirán en mi ciudad?
Desde nuestra Casa-Taller, nos sentimos parte de esas bibliotecas invisibles y sencillas. Desde este rincón de Buenos Aires, somos parte del mismo corazón...
Corazón de tinta, corazón de papel.
Magnolia
Encuadernación Artesanal.
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